miércoles, 5 de marzo de 2008

asl

Mi nombre en gerogrifico


La mayoría de las civilizaciones antiguas, y la desarrollada en el Antiguo Egipto no es una excepción, son el resultado de las tensiones que producen en el territorio las diferentes fuerzas que en ella operan, así como del permanente vaivén de influencias en las que participan, intencionadamente o no. Por eso la historia de un pueblo es la crónica de su civilización, y guarda la memoria colectiva de quienes lo poblaron a lo largo de su existencia y de la que sólo se toma conciencia conforme sus habitantes acumulan testimonios. Sin embargo, cuan difícil es para nosotros interpretar en unos aproximados valores aquel lejano pasado cuando esos testimonios son tan fragmentados, y para muchos casos inexistentes, y aún más, cuan difícil es para nosotros interpretar en unos justos términos aquella alejada realidad desde la nuestra actual tan distinta y distante.
Para ti amigo lector que estas interesado en conocer con un poco más de detalle la identidad de un pueblo como el egipcio, de tan vital importancia para el nuestro presente, nace Proyecto Dinástico. Un espacio que pretendiendo ocupar parte del vacío existente en éste medio, en el que primando la visión global reducen la individual, quiere poner a tu alcance la información que te permita conocer, siquiera en parte, la realidad de los verdaderos autores de su Historia, la de sus hombres y mujeres, pensando que sólo a través de ellos podrás comprender la memoria colectiva de su pueblo.


Cuentos y Leyendas del Antiguo Egipto

Sinuhé el Egipcio:

Sinuhé el EgipcioAl morir AMENEMHET, su primogénito, SESOSTRIS se encontraba combatiendo al mando del ejército y rápidamente fue avisado para que pudiera llegar cuanto antes a palacio, ya que sus hermanos querían también suceder a su padre. SINUHÉ era un noble y estaba en el ejército. Había sido hombre de confianza, administrador de los dominios en los países asiáticos y verdadero amigo del rey, y al enterarse de la muerte de este mientras alguien avisaba a unos de los príncipes, decidió abandonar Egipto para salvar la vida, consciente de las disputas que llevaría consigo la sucesión. Buscó el mejor momento para abandonar el ejército y huir. Cuando pasó la frontera, el calor, el cansancio y la falta de agua, le hicieron caer en la arena desmayado. Al despertar, el jeque de los beduinos le reconoció, le ayudó y le ofreció unirse a ellos. Después de más de un año entre ellos, SINUHE, se había convertido en uno más de ellos y se había ganado el cariño y respeto de todos. Hasta el príncipe AMUNENSHI que había oído hablar mucho de él, le citó, y tras quedar justificada su huida de Egipto, fue invitado a quedarse en su corte. Allí SINUHÉ prosperó, se casó con la hija mayor del príncipe, recibió buenas tierras, y fue puesto al mando de la mejor tribu al igual que sus hijos al tener edad suficiente. Tan solo tuvo en todos aquellos años un enfrentamiento con un beduino celoso de su posición, al que venció sin dificultades con su astucia ya que el otro le superaba en fuerza. Al envejecer sentía la necesidad de volver a Egipto y rogaba a los dioses para poder volver a morir a su tierra y recibir sus honras fúnebres. Los dioses le oyeron sus suplicas. En Egipto, tras muchos enfrentamientos, SESOSTRIS I, que había conseguido llegar al trono, disfrutaba ya de estabilidad en su reinado. Los que se vieron perjudicados en los tiempos de la sucesión, podían ir a solicitar al rey la reposición de sus perdidas. Un día, llegó a oídos del rey SESOSTRIS la situación de SINUHÉ y junto con regalos le envió una carta escrita por él y sus hijos, invitándole a volver a su tierra en la que nunca había hecho daño a nadie. SINUHÉ repartió sus vienes entre sus hijos y regreso su tierra, donde le recibieron los hijos del rey para acompañarle hasta él. Se le instaló en una de las casas de los príncipes y SESOSTRIS I quiso que fuera su consejero. También le fue construida una tumba entre las de los príncipes, con todo lujo de detalles, ordenados por el rey. Al morir fue enterrado en su tierra con honores supremos.


"La Creación"


Se cuenta que NUN era agua, era el Dios de las tinieblas, era el principio de todo… pero dormía, solo dormía. Cuando por fin NUN despertó, solo encontró aburrimiento, a su alrededor era él todo lo que veía. Ni animales, ni plantas, ni hombres… ni siquiera dioses. Entonces, reconociendo en sí mismo el poder inmenso de crear, decidió ponerse manos a la obra y comenzar con la creación de universo. Como era agua comenzó creando tierra, hizo surgir de sí una gran isla de tierra limosa, era Egipto, y pensó que al haber nacido Egipto del agua, debía ser esta quien le diera la vida, fue entonces cuando creó el río divino, el Nilo. NUN continuó creando… el cielo, el aire, plantas, animales y dioses, pero algo faltaba, no había una oscuridad absoluta, pero tampoco había luz. Un día, de un loto que flotaba en el Nilo surgió luz. La flor se resistía a abrirse y cuando ya no pudo aguantar más, de su interior nació RA, el sol, dando al mundo lo que le faltaba, esa luz con la que apreciar los colores, la belleza de la creación y por supuesto el tiempo, ya que RA volvía al interior del cáliz de la flor del loto a descansar mientras duraba la noche. RA se convirtió en el dios más poderoso, el amo del mundo y también el más envidiado…



La tumba de Tut Ankh Amon
Como en las leyendas, las historias más fascinantes tienen siempre algo oculto, misterios sin resolver que avivan la curiosidad de quienes se adentran a intentar resolverlos, dudas que se disipan solo con el paso del tiempo y el buen hacer de los investigadores, respuestas que solo se obtienen tras muchos años de paciencia, lecturas e interés. Pero no todo el mundo tiene la posibilidad de acceder a las llaves de esos misterios, ni tiempo para leer toda la documentación escrita sobre, pongamos, el más famoso de los faraones, Tut Ankh Amon, el faraón niño.


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